Nuestro organismo precisa que mantengamos un modo de vida activo y sano, algo importante para que todos nuestros órganos funcionen correctamente, evidentemente también nuestros ojos. Los niveles altos de glucosa o colesterol en sangre o una vida sedentaria pueden acarrear en el futuro una enfermedad visual. El chequeo anual es necesario para prevenir patologías, ya que cada vez la Medicina aboga más por dar un papel activo al paciente como agente favorecedor de su propia salud.
Como recomendaciones básicas podemos destacar el ejercicio físico, está científicamente demostrado que algo tan sencillo como andar al menos veinte minutos al día alarga el pronóstico de vida ya que propicia una mejora de nuestra circulación sanguínea y activa nuestros órganos vitales incluyendo la salud de nuestros ojos. Al mismo tiempo la alimentación es muy importante, como ya hemos recordado en el Instituto Oftalmológico Amigó. Conviene que consumamos alimentos ricos en vitamina A, C, E y en Luteína y Quercetina. Y por supuesto, evitar los hábitos tóxicos como el consumo de tabaco y otras drogas y limitar al máximo el consumo de alcohol. Estos malos hábitos pueden causar auténticos estragos en la salud ocular, así como al resto de órganos del cuerpo.
Recomendaciones para mantener una buena salud ocular
Alimentación equilibrada: no se trata de retirar alimentos de nuestra dieta, pero si reducir el consumo de aquellos altos en grasas y denominados ‘alimentos chatarra’ por su nulo aporte nutricional. Un consumo equilibrado que incluya regularmente frutas, legumbres y verduras debe ser parte indispensable diaria de nuestra mesa.
Ejercicio físico: el ejercicio físico previene las enfermedades cardiovasculares, cuya consecuencias Pueden ser también la afectación de la visión. Además, favorece la producción de endorfinas, la hormona de la felicidad, por lo que disfrutaremos de una actitud más positiva ante la vida y reduciremos nuestro peso, tan importante en la aparición del síndrome metabólico.
Control de la glucosa y el colesterol: debemos analizar anualmente, como mínimo y si no padecemos patología previa, nuestros niveles de glucosa y colesterol en sangre, ya que pueden generar problemas vasculares y oculares. Un estudio reciente ha probado la relación entre diabetes y glaucoma, sobre el que les hablaré en un próximo post.
Protege tu vista contra el sol: la radiación ultravioleta es dañina para los ojos especialmente en nuestras islas relativamente próximas al ecuador. Por ello te recomendamos el uso de gafas de sol homologadas, incluso en días nublados, ya que estos rayos atraviesan la capa de nubes. No este oso que sean muy oscuras pero si que dispongan de un buen filtro ultravioleta. Si realizas ejercicio al aire libre no dejes de usarla, hay gafas adaptadas para deportistas.
Evitar el tabaco: dejando a un lado los efectos negativos del tabaco y que todos conocemos, la nicotina que inhalamos puede provocar problemas visuales elevando significativamente el riesgo de padecer degeneración macular, una de las principales causas de ceguera funcional en el mundo occidental.
Cuidado con el alcohol: el consumo moderado de vino y cerveza ha demostradoser beneficioso para nuestra salud general, según han indicado diversos estudios científicos. Sin embargo, el alcoholismo o el abuso de esta sustancia puede llegar a acarrear graves problemas visuales. En un primer momento, tras la ingesta de cantidades relevantes, se reduce nuestra agudeza visual. Sin embargo, el ojo puede llegar a perder visión por la reducción de la llegada de nutrientes en especial al nervio óptico ocasionado por el alcohol en sangre.
Evita las drogas: la mayoría de las drogas presentes en el mercado (legal e ilegal) pueden llegar a provocar daños a la visión. En algunos casos estos daños pueden incluso ser inmediatos e irreversibles. Los casos de la cocaína y otros estimulantes son algunos de ellos. Estas sustancias al dilatar las pupilas pueden provocar visión borrosa y problemas de acomodación. Además, incrementan el riesgo de infecciones en los conductos lagrimales, hemorragias por aumento de la presión intraocular o incluso de la pérdida súbita de la visión. La heroína, por poner otro ejemplo, provoca sequedad en el ojo y contracción de la pupila. Durante la abstinencia se produce lagrimeo y fotofobia. El uso continuado de opiáceos como este puede producir infecciones intraoculares graves y reducción del campo visual.
Si mantenemos estas pautas de vida nuestro cuerpo lo agradecerá. Pero evidentemente las patologías visuales no dependen únicamente de factores como la alimentación o el ejercicio. La genética o incluso el azar también influyen en la aparición de enfermedades. Sin embargo, manteniendo unos hábitos de vida saludables si estaremos reduciendo drásticamente la posibilidad de que enfermemos o que si lo hacemos, la recuperación sea mucho más rápida.