El uso de lentes de contacto se ha universalizado. Sin duda se trata de un avance médico que ha permitido una vida más cómoda y mejor calidad visual a un sector de la población y, cuando su uso es adecuado, con muy pocas complicaciones para el paciente. Sin embargo, no es infrecuente que el usuario se relaje en cuanto a las recomendaciones a seguir e incluso que use una lentilla que no ha sido adaptada de manera personalizada para su ojo. Esta ausencia de una disciplina adecuada en cuanto al tipo de uso que se le tiene que dar y de la manera de cuidarlas puede provocar problemas oculares que pueden llegar a ser graves. Como comenta el Dr. Alfredo Amigó, oftalmólogo especialista en córnea y cirugía refractiva, cada vez acuden más pacientes a consultas médicas con problemas oculares de dispar gravedad derivados exclusivamente del mal uso de las lentes de contacto. Especialmente en las fechas veraniegas, donde la combinación de playa, piscina y lentillas llega a provocar auténticos problemas. Es totalmente cierto que alguna de estas complicaciones pueden y llegan a amenazar a la visión de manera irreversible.
En primer lugar debemos recordar que las lentes de contacto se deben adquirir siempre en establecimientos autorizados por el Ministerio de Sanidad. No todas las lentillas valen para todos los ojos, cada lente y el material del que está hecha, debe estar adaptada al tipo de lágrima, a la curvatura corneal, a las características oculares, al uso que se le va a dar, etc. Además de precisar de estrictos procedimientos de higiene y mantenimiento que deben ser establecidos por contactólogos. Cualquier compra de lente de contacto a través de páginas web o en un establecimiento no sanitario debería ser desalentada por los problemas oculares que se pueden ocasionar por una adaptación no supervisada por un contactólogo que es el profesional con formación y especializado en la adaptación de las lentes de contacto.
Los contactólogos del Instituto Oftalmológico Amigó siempre hablan con el paciente con calma y sin escatimar en detalles. Le preguntarán cual es el motivo por el que quiere usar lentes de contacto, sus expectativas y evaluarán sus características oculares. Con todos estos datos, y si el paciente resulta apto para su uso, se procederá a adaptar cuidadosamente unas lentillas de prueba. Es muy posible que haya que probar más de un par de lentillas hasta obtener las más adecuadas. Una vez que el contactólogo/a se asegure que la adaptación es óptima y que ofrecen una comodidad y visión adecuadas, el proceso de adaptación habrá finalizado.
Aprender a colocar y retirar tus lentillas es algo muy sencillo. La mayoría de la gente adquiere la habilidad rápidamente, incluso niños, personas de edad avanzada o muy nerviosas pueden estar seguras de que en la mayoría de los casos lo tendrán bajo control en una semana. El aspecto del cuidado de la lente es lo que requiere dedicación de cierto tiempo (por lo menos 5 minutos al día).
Las lentillas reutilizables y sus envases tienen que limpiarse y desinfectarse. Si se limpian y aclaran adecuadamente, se logra eliminar al menos un 95% de las bacterias con lo que la posibilidad de infección disminuye drásticamente. Debemos tener en cuenta esto, ya que ni siquiera con el máximo de cuidado se eliminan el 100%, lo que se llamaría esterilización, por ello debemos ser concienzudos.
Un error muy frecuente en el mantenimiento de la lente de contacto es alargar su uso más allá de lo estipulado. Esto viene del desconocimiento de que cada tipo de lente de contacto tiene una vida determinada. Tras superar este período, su uso ya no es seguro y debe ser sustituida para evitar consecuencias negativas. Esta fecha de caducidad se basa en la degradación del material de la lentilla que se produce progresivamente desde que se la expone al aire libre.
Dependiendo del tipo de material esta degradación será mas rápida o más lenta pero cuando se ha producido, la propiedad que poseen las lentes de contacto de dejar pasar oxígeno a través de ellas se ve muy disminuida. Siendo el paso de oxígeno a través de la lente de contacto vital para la cornea, el ojo se puede ir dañando poco a poco y el paciente empezará con molestias de creciente intensidad, hasta que el porte de las lentillas ya no le sea cómodo y no soporte llevarlas más que unas pocas horas. Así mismo, esta práctica de alargar el uso de las lentillas incrementa mucho el riesgo de infecciones, ya que la lente se deteriora imperceptiblemente con el tiempo, lo que ya es una complicación ocular mucho más seria y que, tal como hemos dicho, en los casos severos puede derivar en pérdida irreversible de visión.
Así mismo, las horas que se pueden usar varía desde unas pocas horas al día hasta toda la jornada y esto también debe ser personalizado. Todo depende del tipo de lente de contacto y de la fisiología o características particulares de la córnea del paciente. Solo cumpliendo con las recomendaciones del contactologo, aseguraremos el uso adecuado.
Otros usos de las lentes de contacto
Por otra parte, las lentes de contacto, además de estar indicadas para corregir defectos de refracción comunes como miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia, también están indicadas en otras muchas situaciones clínicas que precisan de estos de elementos como tratamiento:
– Queratocono
– Trasplante de córnea
– Afaquia
– Pediátricas
– Anisometropía: diferencia muy elevada de graduación entre los dos ojos.
– Nistagmo: movimiento involuntario de uno o varios ojos.
– Aniridia: ausencia parcial o total de iris.
– Como tratamiento de la oclusión: para niños mayores se considera una opción al parche tradicional.
– Protésicas: para aquellas personas que han perdido la función visual en uno o en ambos ojos.
– Córnea irregular.
– Incapacidad para usar gafas.
– Por necesidad terapéuticas o de vendaje.