Este lunes han comenzado las clases para la mayor parte de los niños canarios. Son varios los factores que influyen en el fracaso escolar. Uno de ellos es sin duda los problemas oftalmológicos. Debemos tener en cuenta que el 90% de la información que recibimos en nuestro día a día se capta a través de los ojos. Si estos sufren algún tipo de problema, el alumno puede tener problemas en el aprendizaje. En el Instituto Oftalmológico Amigó recomendamos a los padres que sometan a sus hijos a una revisión antes de iniciar las clases.
Según un estudio desarrollado por la Fundación del Instituto de Ciencias Visuales de Madrid (INCIVI), entre el 15% y el 30% del fracaso escolar puede deberse a problemas de visión. Por ello es vital fijarnos en los síntomas que pueden presentar los pequeños, que en ocasiones pueden ser muy sutiles.
Síntomas de una mala visión.
– Excesivo lagrimeo y enrojecimiento constante de los ojos.
– Frecuentes cefaleas.
– Dificultad para identificar objetos a distancias lejanas.
– Mala coordinación entre la mano y el ojo.
– Fatiga crónica, irritabilidad o nerviosismo.
En el Instituto Oftalmológico Amigó queremos recordar algunas cuestiones que conviene tener presentes cuando hablamos de la salud ocular de los niños.
1.- Los defectos ópticos en el niño tienen unas características que los hacen diferentes de los de los mayores. Estos problemas pueden afectar a su formación escolar y a sus relaciones sociales.
2.- Las afecciones visuales de los niños continúan siendo insuficientemente conocidas por la población general. Para que un niño alcance una visión normal por los dos ojos es necesario que ambos puedan ver correctamente desde muy temprana edad y de manera ininterrumpida hasta al menos los 8 años de edad. Detectar estos defectos es sin embargo a menudo difícil dado que el propio niño no es consciente de lo que es “ver normal” y su comunicación no es siempre fluida.
3.- Por lo general una primera revisión profesional a los tres años de edad está siempre aconsejada. Ante cualquier duda la valoración por el especialista se impone. El uso de medicamentos ciclopléjicos (dilatación de la pupila) es necesario para el correcto diagnóstico, control y seguimiento de los defectos visuales en los niños.
4.- Dioptrías son las unidades que se utilizan para medir el defecto óptico. ¿Se debe corregir con gafas siempre que el niño “tenga dioptrías”? La presencia de un pequeño número de dioptrías de hipermetropía con o sin una cantidad igualmente pequeña de astigmatismo no solo no es visualmente perjudicial sino que resulta normal en un niño de corta edad y su ojo está perfectamente capacitado para compensarla y ver bien sin necesidad de gafas. Cuando el estudio con cicloplejía nos indica que la hipermetropía es ya considerable o que existe algún grado de miopía o que las dioptrías de un ojo y otro son diferentes, el especialista valora si es necesario el uso de corrección óptica.
5.- El estrabismo afecta a la capacidad visual y visión binocular del niño. De no detectarse a tiempo puede producir ambliopía (ojo vago) de forma irreversible. El estrabismo además puede provocar un profundo impacto en la psique del niño y el adolescente afectando a su socialización y vida afectiva por lo que es muy conveniente detectarlo y tratarlo.
Los padres y madres no son los únicos implicados en la detección de las patologías visuales en los menores. Los profesores muchas veces son los primeros en detectar que algo no va bien. La dificultad para visualizar la pizarra, la baja atención en clase o los problemas de comportamiento pueden ser un síntoma de que algo en la visión no va bien. Por ello, deben de alertar de inmediato a los padres o tutores.