El tratamiento con Láser Excimer es de una precisión excepcional. Hasta el punto de poder escribir un nombre completo, nítidamente, sobre un cabello humano, tal y como puedes apreciar en la imagen destacada que ilustra esta entrada. Esta precisión extrema es la que permite obtener la exactitud necesaria en el tratamiento de los defectos refractivos con láser: miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia.
La plataforma láser del Instituto Oftalmológico Amigó (Santa Cruz de Tenerife), el Allegreto Wave Eye-Q es un sistema láser excimer de spots de altísima precisión. La exclusividad de nuestro láser se debe a la combinación de una tecnología perfeccionada que incluye un láser excimer de tan alta frecuencia, 400 impulsos láser dirigidos cada segundo, que permite corregir una dioptría cada 4 segundos.
Además, cuenta con un escáner galvanométrico para posicionar cada “spot” o microimpacto del láser con exactitud en la córnea y un sistema digital de seguimiento del ojo o “eye tracker” extremadamente rápido que hace al láser inmune hasta a los más rápidos y sutiles movimientos del ojo durante el tratamiento. Pero claro, para alcanzar esta precisión necesitamos tener la certeza de que el equipo láser está perfectamente calibrado.
¿Cómo se calibra un Láser Excimer?
Es un complejo y laborioso procedimiento para alcanzar un exacto tallado microscópico que, si bien lo realizamos sistemáticamente antes de cada cirugía, es poco conocido por los pacientes que nos confían sus ojos para ser intervenidos. Junto a un minucioso estudio preoperatorio y la técnica y experiencia del cirujano, el calibrado del láser es uno de los puntos clave para el éxito de la cirugía.
Por ello en nuestro centro nos tomamos el calibrado del láser excimer como una de las partes más importantes para el técnico especialista que, junto al cirujano, verifica el estado del equipo cada día, antes de cada cirugía y antes de cada ojo que va a ser operado.
- Relleno de nitrógeno purificado. Para asegurar que la energía del rayo láser permanece constante durante todo el tratamiento no es suficiente que este se transmita a través del aire sino que ha de hacerlo a través de un gas inerte, en nuestro caso utilizamos el nitrógeno puro. Por ello, empezamos comprobando la presión de nitrógeno que se introduce y pasa a rellenar todos los conductos del equipo por donde ha de pasar el rayo láser. Un sofisticado dispositivo nos permite comprobar que su presión y cantidad es la adecuada y su distribución homogénea. Es el primer primer paso de la calibración.
- Mezcla de gases de argón y de flúor. Para crear el rayo láser la mezcla ha de ser así mismo cuidadosamente calculada y comprobada que está a la presión y proporción adecuadas. Mediante un ordenador se programa igualmente la carga del gas en la proporción exacta.
- Comprobación de la energía interna del láser. Para mas seguridad se comprueba a continuación que la carga de gases ha sido realmente exacta, para lo que se mide a través de unos sofisticados sensores que el rayo láser es emitido de manera constante y precisa, ya que es este haz de luz el que luego ablacionará o tallará la córnea para corregir la cantidad de dioptrías programada. Es decir, si el disparo láser es exacto es porque la carga de gases también lo ha sido.
- Comprobación del Eye tracker o sistema automático de seguimiento de los movimientos oculares. Durante el tratamiento láser el ojo que se está tratando está, a efectos prácticos, totalmente inmóvil para el haz de rayos láser, pues el equipo es capaz de seguir absolutamente todos los movimientos del ojo con este sofisticado dispositivo llamado eyetracker. Dispositivo que, una vez más, ha de ser perfectamente calibrado y comprobado en cada sesión quirúrgica. La verificación incluye la realización de un falso tratamiento sobre un objetivo artificial hecho de un papel especifico para el láser lo que nos permite comprobar que la cirugía que vamos a realizar posteriormente estará alineada en el centro del ojo, en el punto exacto por donde miramos, de cada paciente y así conseguir un perfecto centrado del tratamiento independiente de los movimientos oculares involuntarios.
- Prueba de fluencia. Hasta ahora todo ha sido comprobado digitalmente pero para mas seguridad se comprueba físicamente la exactitud del láser, realizando un tratamiento real sobre un ojo artificial de un material con un índice de refracción igual al de la cornea humana. El resultado del tratamiento ha de tener una precisión no inferior a 1 milésima de milímetro (una micra), recordemos que un glóbulo rojo de nuestra sangre mide un promedio 7 micras. Para ello, utilizamos un comprobador de alta precisión, pero primero hemos de asegurarnos de que, a su vez, esté midiendo con exactitud. Sometemos al comprobador, a su vez, a otro test en el que debe medir una pieza precalibrada y averiguar su grosor con un error menor a una micra.
Y ahora ya que pase el paciente…